En una organización saludable, los empleados y los supervisores tienen los mismos objetivos y todos disfrutan de un sentimiento de inclusión y participación. Idealmente, los gerentes de una organización bien administrada escuchan las ideas expuestas por los subordinados. Al prestar atención a las señales de una cultura organizacional superior, una organización puede mantenerse encaminada y cumplir su misión.
Énfasis en el propósito
Una buena organización tiene un propósito claramente definido y cultiva la actitud de que el propósito es más importante que el proceso. Eso significa que los supervisores se centran en la eficacia de los empleados en el desempeño de su trabajo, no solo en si siguieron o no el procedimiento al pie de la letra. A veces eso significa que la calidad del trabajo triunfa sobre la cantidad. No se trata de cuántas llamadas telefónicas hace el trabajador o cuántas páginas contiene su informe, sino qué tan exitosas fueron las llamadas y qué tan eficiente es el informe.
Empleados felices
Otro signo de una buena organización es la alegría o realización de los empleados y la ausencia de miedo. Los empleados satisfechos están más dispuestos a "hacer un esfuerzo adicional" por la organización al quedarse hasta tarde y colaborar sin que se les pida. La organización se beneficia con un mayor rendimiento y competitividad.
Estilo de liderazgo efectivo
Hay varios estilos de liderazgo que funcionan, así como algunos que no. El líder autoritario que ejerce el poder sobre los subordinados solo por el simple hecho de socavar el sistema. Los líderes eficaces pueden crear un equipo y animar a los empleados a poner en común sus talentos y encontrar soluciones creativas. Los supervisores pueden actuar como entrenadores al permitir que los empleados trabajen por su cuenta, pero estando disponibles para ayudar en caso de que surja una situación difícil.
Adaptabilidad
Para competir de forma eficaz, las organizaciones deben poder adaptarse a un entorno cambiante. La organización debe ser capaz de aprovechar una oportunidad y hacer frente a problemas inesperados. Esto significa que la prioridad no se valora sobre la flexibilidad: no es suficiente hacer algo porque siempre se hizo de esa manera.
Realismo
Otro signo de una buena organización es que es realista. Una organización exitosa es capaz de analizar datos y hacer ajustes en consecuencia, en lugar de dar un informe brillante cuando los tiempos son difíciles. Enfrentar dificultades con soluciones realistas y no seguir los movimientos sin ninguna sustancia puede condenar a una organización al fracaso. La realidad es más importante que la forma.