Un buen gerente toma nota de las fortalezas y aspiraciones profesionales de sus empleados y encuentra tareas relevantes para delegarles. Esto no solo ayuda a aliviar la carga de sus propias responsabilidades, sino que también permite a sus trabajadores desarrollar habilidades que serán útiles en el futuro. Sin embargo, muchos directivos no saben delegar o prefieren no hacerlo.
Miedo a ser mostrado
Cuando una persona no confía en sus habilidades para hacer su trabajo, no quiere darles a sus subordinados la oportunidad de superarla. Si un gerente delega algunas de sus tareas a sus empleados, siempre existe la posibilidad de que completen la tarea mejor que ella. Puede temer que otros noten que su personal puede estar más calificado para su puesto y retener todas las responsabilidades debido a esa amenaza percibida.
Ausencia de confianza
Un gerente puede optar por no delegar porque no confía en que su personal realice la tarea correctamente y a tiempo. Necesita sentirse segura de que un empleado sabe cómo completar la tarea de acuerdo con las pautas establecidas. Como la tarea le fue asignada inicialmente, si no se hace correctamente, se verá obligada a asumir la culpa. Si no puede confiar en que sus empleados harán bien la tarea, puede sentir que es más eficiente simplemente hacerlo ella misma.
Falta de tiempo
Cuando una persona está abrumada por el trabajo, no siempre tiene tiempo para sentarse y decidir cuál de los miembros de su personal debe tomar el control de ciertas tareas. Puede estar muy dispuesta a dejar que sus empleados asuman algunas de sus responsabilidades, pero sigue sobrecargándose de trabajo porque cree que es más rápido hacerlo ella misma que tener que enseñar las responsabilidades a otra persona.
Necesidad de control
A una persona con una gran necesidad de control le gusta que las cosas se hagan de una manera muy específica. Si un gerente es muy controlador, es posible que no sea bueno delegando porque quiere mantener un cierto nivel de poder sobre su personal. Puede temer que compartir sus responsabilidades con sus subordinados le haga perder parte del control que tiene sobre ellos. Si quiere seguir siendo vista como la experta en todos los asuntos, delegar podría ponerlo en peligro.